Ahora que estamos en pleno verano, el cambio de calzado nos acompaña diariamente, buscando mayor libertad y sobre todo frescor para nuestros pies, pero, ¿es del todo recomendable usar durante todo este periodo estival chanclas, sandalias, etc?
Nuestro cuerpo es un lugar de costumbres, y si la mayor parte del año buscamos la comodidad y seguridad de un zapato cerrado, en el momento que le exigimos al pie asumir mayor trabajo por esa pérdida de estabilidad y comodidad, comenzarán las lesiones.
Entre dichas lesiones no podía faltar la temida fascitis plantar, en la que notaremos un dolor agudo tanto en nuestro talón, como en la mayor parte de la planta del pie. Esto ocurrirá por una mayor contracción en los músculos que conforman la planta del pie, así como gemelos y sóleo, que generarán un aumento de tensión a través del tendón de Aquiles, pudiendo incluso provocar a su vez una tendinopatía a ese nivel.
Por supuesto, también serán más frecuentes los esguinces, ya que pasamos de un zapato que envuelve todo nuestro pie, a un calzado que solo presenta una pequeña amortiguación en nuestra planta, por lo que nuestro tobillo queda expuesto a cualquier irregularidad del terreno.
Y por último, no debemos olvidar que nuestros pies son la base de nuestro cuerpo, y a pesar de poder verlo como diferentes estructuras sin mucha relación entre sí, actúa como un ente indivisible, provocando que cualquier lesión genere una adaptación en las estructuras más cercanas, por tanto, a pesar de que nuestras rodillas, caderas, lumbares, etc se encuentren a cierta distancia de ellos, cualquier lesión que los afecte puede provocarnos molestias e incluso dolor en dichas estructuras, teniendo todas un origen común.
#ClínicaDaniReig
